La Guía Esencial para la Vida con un Tumor Cerebral

Mi ropa de viaje está colgada al lado de mi cama junto con el resto de mis artículos de viaje: tapones auditivos, goma de mascar y mi guía del viajero.  Esta mañana debería haber abordado un vuelo de salida del país con un grupo de nuestra iglesia para servir en Tailandia y China durante dos semanas.  Tengo el privilegio de servir como Pastor de Discipulado Global en la Iglesia de Brook Hills en Birmingham, Alabama.  En mi puesto, me encargo de movilizar y equipar a nuestra familia en la fe para hacer discípulos en todas la naciones a través de viajes misioneros de corto plazo y equipos de plantación de iglesias a largo plazo.  Mi equipaje estaba ya empacado; el equipo entrenado; el pasaporte, las vacunas y las visas en orden; pero esta vez no voy a poder realizar este viaje misionero.

Hasta hace unos días, yo era un saludable y aventurero de 36 años, casado y padre de tres niños, lleno de sueños y esperanzas para el futuro.  Pero mi perspectiva y expectativas de la vida fueron violentamente sacudidas el lunes por la tarde, como cuando la tierra se sacude incontrolable en un terremoto o cuando te encuentras en medio de un accidente automovilístico.  Durante una conferencia telefónica en la que arreglaba la logística para un futuro viaje al norte de la India, mi cabeza empezó a dar vueltas y sentí que me iba a desmayar. Se me cerró  la visión y perdí por completo el campo visual del lado izquierdo.  Al mismo tiempo una luz brillante comenzó a centellear repetidamente justo donde había perdido la visión.  Me llevaron a Emergencias y mientras estaba en la sala de espera comencé a perder toda sensación en mi mano izquierda, mi brazo izquierdo, mi pecho, la pierna izquierda y finalmente mi cara, boca y lengua. Unas horas más tarde se me informó que la tomografía y la resonancia magnética que me tomaron revelaron una masa grande en la parte posterior de mi cerebro que los doctores piensan se trata de un tumor de 6 centímetros en mi lóbulo occipital.

Si alguna vez has experimentado un evento traumático o un desastre natural, sabes que te invade una sensación inmediata de desorientación que permanece hasta que logras recobrar la compostura.  La desorientación más grande para mí llegó en la forma de miedos y preocupaciones por mi familia.  ¿Qué les pasará a mi esposa y a mis hijos cuando yo falte? ¿Quién instruirá a mis hijos en el temor y la disciplina del Señor? ¿Podremos cubrir los gastos médicos que esta situación traiga? La niebla de estas preguntas y dudas comenzó a descender sobre mí, pero al mismo tiempo que escuchaba al doctor de Emergencias explicar el hallazgo, escuché una voz, clara y certera como ninguna, venía de mi boca, pero las palabras de verdad procedían del Padre Celestial, no de mis propios pensamientos.  Todavía estaban saliendo de mi boca cuando la desorientación y la confusión comenzaron a ceder y en su lugar se instaló una gran claridad.  El doctor de Emergencias se detuvo a medio discurso cuando escuchó mis palabras: “Sé que Dios usará aún esto para mi bien y para su gloria.  No sé que va a suceder, pero sé que Dios tiene control sobre todas las cosas y voy a confiar en Él.”  Sí, voy a confiarle a Él mi familia, mis finanzas y mi futuro.  No voy a temer lo que este mundo pueda traer.  Voy a confiar en Dios.

Este tumor cerebral no tomó a Dios por sorpresa.  Dios ha sabido que el tumor estaba allí mucho antes de que los médicos lo descubrieran. Yo soy finito y temeroso.  Él es infinito, omnisciente y todopoderoso.  En su forma más elemental, la fe Bíblica es confianza en Dios.  Estas son las Buenas Nuevas, el corazón del evangelio: alejarnos de nosotros mismos y nuestro propio control y confiar en Él. Somos incapaces de auto rescatarnos de esta vida de pecado y muerte, pero Dios a través de la provisión de su Hijo, Jesucristo, ha pagado el precio por nuestro pecado y nos restaura a tener una verdadera relación  con el Padre.  La fe es ir de la autosuficiencia a una dependencia Cristo-céntrica para salvación y para vida. Comúnmente pensamos en la fe como un evento que sucede una sola vez.  Existe una realidad inmediata de salvación que llega en el momento en que somos justificados delante del Padre. Pero mi padre terrenal me dijo una vez que aprender a confiar en Dios es el propósito de la vida. Esto es lo que significa aprender a caminar por fe.  Así que estoy agradecido por esta oportunidad de confiar en Dios y caminar por fe. Dios está ya usando este tumor cerebral para transformarme más a la imagen de Cristo.  Me voy a someter a su plan para mi santificación.  En el gran esquema de la vida, no mucho ha cambiado desde el lunes pasado, simplemente estoy más consciente de mi dependencia en el control soberano de Dios sobre todas las cosas.  Voy a confiar en y a depender del plan de Dios para mi vida.  ¡Yo soy suyo y Él es mío!

Así que en lugar de subirme al avión hacia el Sureste de Asia esta mañana, tomé el material que me dieron en el hospital y uno de los títulos llamó mi atención: “La Guía Esencial Para Tumores Cerebrales”.  Decidí que iniciaría un diario sobre esta nueva jornada en la que Dios nos tiene, lo he intitulado “Mi Guía Esencial para la Vida con un Tumor Cerebral”.  Te invito a que compartas este camino con nosotros conforme vamos aprendiendo a confiar en Dios a través de los retos y de la aventura.

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